La historia del género humano confirma una y otra vez la perennidad del arte, a pesar de las duras pruebas, de la desesperanza, hasta de la mismísima muerte. El Museo Nacional de Bellas Artes, reúne páginas de siglos, las significa y las extiende en hermosa interacción con el público.
Y en justa prioridad de socializar las más recientes adquisiciones, la planta baja del edificio de Arte Universal abrió una muestra colectiva, que permanece en el formato virtual. La galería digital mantiene la propuesta de la exposición Paletas pintadas. Pintura española del Museo de La Habana (1909-1916).
El director de la institución, el crítico, investigador, ensayista y pedagogo cubano Jorge Fernández Torres, ratificó la denominada mística de un museo invariablemente vivo, que no es solamente un medio de vida de sus especialistas –dijo—sino también una forma de existencia, una suerte de espiritualidad con la cual se mantiene el trabajo, a pesar de la crítica situación epidemiológica.
Jorge Fernández Torres aseguró que hasta las obras de arte más antiguas siempre tendrán algo por decir, como por ejemplo la colección de la colonia, de escasa documentación, por lo que será imprescindible pensarla, establecer estrategias, rastrear todavía más.
El Director del Museo Nacional de Bellas Artes precisó en algo más de 38 mil las piezas en el gabinete de acuerdo con el más reciente conteo físico, un universo de investigación enorme para el equipo de especialistas.
El reconocido intelectual cubano definió como estrategia el reinventario de obras históricas, para una debida actualización de las colecciones, y subrayó la atención permanente a los artistas que van marcando pautas, tanto en el trabajo directo en las instituciones, como en la información contenida en las redes digitales.
Fundado el 28 de abril de 1913, el Museo está considerado entre las instituciones de su tipo más importantes del hemisferio occidental, con la mayor colección de arte cubano y una sumatoria importante de otros confines del planeta.
Fuente: Radio Rebelde
