Por: Cecilia Crespo
El filme El Mayor, de Rigoberto López sobre la figura de Ignacio Agramonte, tuvo su premiere en la sala Chaplin en presencia de gran parte del equipo de realización.
Cumpliendo las medidas sanitarias establecidas, el público asistente ovacionó al filme por varios minutos debido a su enorme carga emotiva, sobre todo de las cargas al machete, con una crudeza sin precedentes en el cine cubano,
El largometraje fue presentado por Abel Prieto, Presidente de Casa de las Américas, quien afirmó que quien toca a esta película toca a su creador. “Rigoberto se propuso bajar a los héroes de sus pedestales y mostrarlos con sus arranques y pasiones de los seres humanos, con sus asperezas y contradicciones y lo logró con Agramante y con Céspedes. Se propuso también tratar a fondo sin rodeos y ambigüedades el choque entre dos concepciones de cómo llevar adelante la guerra contra el colonialismo español y la unidad, echar a un lado las vanidades, luchas intergeneracionales. Rigoberto logra expresarlo magistralmente sin ningún tipo de concesión.
Con El Mayor, Rigoberto hace un cine histórico riguroso y profundo, sin grandilocuencias ni estereotipos, es esa historia nuestra tan admirable en toda su complejidad.” Expresó el destacado intelectual, quien fuera gran amigo del fallecido cineasta y estuviera muy cerca del proyecto que demoró 14 años en materializarse.
La actuación protagónica del joven Daniel Romero, quien encarna a Ignacio con notable hidalguía, es uno de los indiscutibles aciertos del filme biográfico que recoge pasajes de la vida del patricio desde su juventud, cuando se gradúa con honores en la Universidad de la Habana en la carrera de Derecho, su romance con Amalia Simoni, las reuniones conspirativas en contra de la metrópoli española, hasta su desempeño en los campos de batallas al estallar la contienda.
Otra de las actuaciones memorables en el filme fue la de Rafael Lahera en el rol del Padre de la Patria. Al elenco, compuesto por alrededor de 50 actores cubanos, se sumaron dos norteamericanos como el general Thomas Jordan y Henry Reeve, El inglesito.
La recreación de los escenarios, tanto los interiores con mobiliario colonial de la época como las escenas bélicas demostraron la esmerada la dirección de arte, sin dudas, una de las mejores en los últimos años en el cine cubano.
A Agramonte lo definió la lealtad a la causa de la independencia y a sus compañeros de armas. Afrontó contradicciones y aciertos, así como una lucha tenaz consigo mismo. El filme capta esos conflictos mientras se adentra en peripecias que forjaron nuestra nacionalidad.
Uno de los mayores retos y desafíos de la producción fue su complejo rodaje, en locaciones camagüeyanas y con muchos extras. Por esa razón, el largometraje es fruto de la colaboración de producciones ICAIC y el Ministerio de Cultura con las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Rigoberto laboró hasta el último aliento en su obra mientras tuvo fuerzas para hacerlo. Logró concluir el primer corte, pero como la muerte lo sorprendió, el fotógrafo Ángel Alderete, gran amigo del cineasta desde jóvenes, tuvo la responsabilidad de realizar el corte final de edición.
La premiere del filme transcurrió en presencia de Alpidio Alonso, Ministro de Cultura; y Ramón Samada, Presidente del ICAIC, quien se desempeñó como productor ejecutivo de la cinta.
También los asistentes a la presentación pudieron apreciar en el lobby del cine una exposición de fotografías del rodaje del filme. En blanco y negro un centenar de instantáneas develaron momentos poco conocidos de la compleja producción.
